Así se jactaba Asier ante sus compañeros de instituto de haber sido misionero en una de las zonas más pobres de Santiago de Chile, con apenas unos meses de vida. Su madre, Sonia Olea, lo contó en la Asamblea Nacional de responsables de la animación misionera en España, que tuvo este año como tema de reflexión, el voluntariado misionero.
Aunque existe el riesgo de creer que los voluntarios van a “evangelizar”, lo cierto es que muchos regresan “evangelizados” de la misión. Por eso, algunos misioneros, como el sacerdote de la OCSHA Patricio Larrosa, misionero en Honduras, no exigen ningún tipo de condición para ser voluntario misionero, porque se plantea la misión como un modo de evangelizar también “a los europeos”.
Por otro lado, el voluntariado misionero no está integrado sólo por las personas que en un determinado momento deciden ir a los territorios de misión, sino por una legión incontable de adultos, jóvenes y niños que hacen animación misionera en los colegios, las parroquias, las delegaciones de misiones, etc. Del mismo modo, muchos misioneros que han dejado la vanguardia por razones de edad o enfermedad, se convierten al regresar en voluntarios misioneros al servicio de la animación en sus propias diócesis.
Finalmente, durante la Asamblea ha habido una coincidencia en la importancia que tiene este “semillero” del voluntariado misionero para las vocaciones misioneras “ad vitam”. Como dijo el delegado de Misiones de Pamplona, José María Aicua, “las almas de Dios han sido cultivadas por almas de Dios”.