21 de Octubre de
2012
Muy
queridos fieles diocesanos:
1. Todos los días del
año deberíamos apoyar y orar por nuestros misioneros. Son los enviados por el
Señor y la Iglesia a lugares, personas y culturas que aún no conocen a Cristo,
ni su Evangelio. Este apoyo y recuerdo alcanza un sentido especial, cada año,
en este Domingo Mundial de la Propagación de la Fe: DOMUND.
2.
MISIONEROS DE LA FE. Este es el lema de Obras Misionales Pontificas para el
Domund de este año, que guarda una relación directa con el Año de la Fe, que
acabamos de comenzar, y el Mensaje del Papa, Benedicto XVI, para esta jornada.
3. La
IGLESIA MISIONERA DE JAÉN es generosa en su colaboración económica, menos de
personas en la misión, a la hora de apoyar la obra de la evangelización.
El
tiempo y el esfuerzo de los misioneros y misioneras cubre un abanico muy
variado:
Ante todo,
y sobre todo, se entregan para dar a conocer a Jesucristo y su Evangelio. Con
palabras de Benedicto XVI este es “el
servicio más valioso que la Iglesia puede prestar a la humanidad y a toda
persona que busca las razones profundas para vivir en plenitud su existencia”.
Sin embargo, junto a ese anuncio expreso y directo, dedican también su tiempo a
la educación, están muy cerca de quienes sufren enfermedades, guerras y
catástrofes, comparten la pobreza con los demás en grado con frecuencia heroico
y ofrecen el don más valioso: sus vidas como testigos del amor de Dios a la
humanidad, como otros cristos.
Son
ejemplos vivos para nosotros del mandato misionero de Jesús de Nazaret y nos
interpelan porque también entre nosotros conviven personas que no conocen a
Jesucristo o que, habiendo recibido el anuncio del Evangelio, lo han olvidado o
abandonado.
“Necesitamos, nos
exhorta el Santo Padre en este Mensaje,
retomar el mismo fervor apostólico de los primeros comunidades cristianas, que,
pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en todo el mundo
entonces conocido mediante su anuncio y testimonio” (n.3)
Nos
invita, asimismo, a que, en todos los planes pastorales y organizaciones
diocesanas, se tenga muy presente la dimensión misionera en todos los sectores
de la comunidad cristiana (cf. n.5), advirtiéndonos que “uno de los obstáculos para el impulso de la evangelización es la
crisis de fe, no sólo en el mundo occidental, sino en la mayor parte de la
humanidad, que, no obstante, tiene hambre y sed de Dios…” (n.8)
En el
claro y profundo Mensaje del Santo Padre quisiera destacar esta consigna
directa que pone en nuestras manos:
“La Iglesia debe ser consciente, en todas
partes, de que el inmenso horizonte de su misión, la complejidad de la
situación actual, requiere hoy nuevas formas para poder comunicar eficazmente
la Palabra de Dios” (Verbum Domini, 97). Esto exige, ante todo, una renovada adhesión de fe personal y
comunitaria en el Evangelio de Jesucristo, “en un momento de cambio profundo
como el que la humanidad está viviendo” (Porta Fidei, 8)” (n.7)
Agradezcamos
y oremos por nuestros misioneros y misioneras y pongamos de relieve el resultado
de la colecta del pasado año de 156.458,46 euros, entregados a Obras Misionales
Pontificias. Tendríamos que sumar a esta cantidad otras ayudas enviadas
directamente a proyectos misioneros desde la misma Delegación Episcopal de
Misiones y otras entidades diocesanas, imposibles de contabilizar como sería de
desear.
Hoy se
percibe, cada vez con mayor claridad, que nuestra vocación misionera de
bautizados no pueda quedar únicamente en orar y apoyar económicamente a la
misión ad gentes, sino que exige implicarnos a fondo en el anuncio directo del
Evangelio, especialmente a favor de los niños, adolescentes y jóvenes. Es la
Nueva Evangelización.
Agradecemos
un año más, con esta ocasión, la labor callada pero muy eficaz de la Delegación Episcopal de Misiones y Dirección Diocesana de Obras Misionales
Pontificias, nos sólo por la coordinación de las Campañas misioneras a lo
largo del curso pastoral, sino, sobre todo, por su interés a favor de la
animación misionera en toda la Diócesis. Les invitamos a intensificar este
camino, porque la mies es mucha y los misioneros pocos.
Animo
de forma especial a los sacerdotes para que, en sus respectivas parroquias y
capellanías en comunidades, oren junto con sus fieles, informen y animen, como
vienen haciéndolo de forma ejemplar, a favor de una generosa respuesta a favor
de la misión.
Así se
lo encomiendo de forma muy particular a las Comunidades Religiosas de Clausura,
al tiempo que agradezco a todos su interés y colaboración en favor de la misión.
Jaén, 5 de octubre de 2012
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Ramón del Hoyo López